Expertos internacionales apuntan a que en invierno el precio de los hidrocarburos podría acercarse a los de 2022.
Una hipotética regionalización de la guerra entre Israel y el grupo islamista Hamás podría hacer que el precio del gas y el petróleo en los mercados internacionales sufriera un “subidón exponencial”, según académicos y especialistas en Relaciones Internacionales consultados por EFE.
Por lo pronto, la decisión de Israel de congelar temporalmente la actividad de su yacimiento de gas natural Tamar, operado por la estadounidense Chevron, por motivos de seguridad se ha convertido en uno de los primeros efectos tangibles del conflicto en la economía del país, que en los últimos diez años se ha convertido en una potencia de este hidrocarburo, al menos en la cuna mediterránea.
Con Gaza asediada, la duda ahora es si la guerra se internacionalizará aún más, con la participación de actores como el grupo chií libanés Hizbulá, que este miércoles ha reivindicado misiles con “un gran número de bajas” entre las fuerzas israelíes.
La reacción de los mercados de gas y petróleo
En caso afirmativo, “a las puertas del invierno, se podrían sufrir efectos de altas subidas de los precios del gas similares a las de 2022, donde llegaron a los 150 euros/megavatio hora (MWh) “, admite a EFE el profesor de EAE Business School, Víctor Ruiz Ezpeleta.
Y es que las reservas en la Unión Europea están “prácticamente al 100%”, pero con el veto al gas ruso -consecuencia de la invasión de Ucrania- “cualquier inestabilidad en el mercado puede provocar cambios al alza de magnitudes muy importantes”.
En términos similares, el profesor y coordinador del grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia, Frédéric Mertens, anticipa que “la energía va a costar más dinero porque las alternativas verdes aún no son óptimas”.
Al respecto, entiende que una extensión del conflicto hacia el Líbano podría hacer que el gas y el petróleo “conozcan un subidón exponencial de su precio”.
Asimismo, sería un pretexto para Arabia Saudí y el grupo de países OPEP para limitar todavía más la producción de petróleo.
“Todo va a hacer más complicado para los europeos comprar energía fósil a un precio accesible”, indica Mertens, que habla de un incremento de la dependencia de importaciones procedentes de EEUU y, dentro de Europa, de Noruega.
De momento, el precio del gas natural alcanzó este martes su nivel más alto desde abril tras subir casi un 15% en el mercado TTF de Países Bajos, de referencia en Europa, hasta los 49 euros/MWh, si bien hoy ha abierto a la baja.
Israel
Un informe reciente de la consultora BDO y la Asociación israelí de Comercio de Gas Natural pone de manifiesto los avances experimentados en la última década por este hidrocarburo, al que considera uno de los motores económicos de Israel, que ocupa el tercer lugar entre los países OCDE en reservas de gas per capita.
La búsqueda de combustibles en su Zona Económica Exclusiva comenzó en los años 70, aunque pasaron décadas hasta que llegaron sus descubrimientos más importantes: Noa, Mary B y Or, entre 1999 y 2000, y Tamar y Leviatán, ambos grandes yacimientos de gas en aguas profundas, entre 2009 y 2010.
A ellos se sumaron los de Tanin y Karish, en 2012 y 2013, respectivamente, en la costa mediterránea del país, y los más recientes, aún por explotar, de Shimshon, Dalit y Dolphin, explica el Ministerio de Energía israelí en su web.
El interés de Israel se plasmó en un acuerdo firmado en el verano de 2005 con Egipto para importar gas a través de un gasoducto submarino, pero en 2011, el yihadismo deterioró la situación en la península del Sinaí, y el suministro quedó interrumpido, deteniéndose en marzo de un año más tarde.
Ello impulsó el estudio de alternativas y el desarrollo del yacimiento de Tamar, listo en sólo cuatro años dadas las apremiantes necesidades israelís, como reconoce Chevron.
Ahorros millonarios
Tras la revolución del gas natural en Israel se encuentra el éxito -“excepcional”, en palabras del vicepresidente de la Unión Internacional de Gas (IGU), Andrea Stegher– de tres yacimientos, Leviatán, uno de los mayores descubrimientos en aguas profundas de la primera mitad de este siglo; Tamar, ahora en suspensión, y Karish, de menor tamaño, en funcionamiento desde hace un año.
Estos han contribuido a que, en los últimos diez años, la economía israelí haya ahorrado 316.000 millones de séqueles (unos 80.000 millones de dólares al cambio actual) gracias al uso de este hidrocarburo, de acuerdo con el informe de BDO.
Al mismo tiempo, han reforzado las capacidades geopolíticas del país, que ha pasado a exportar producción hacia sus vecinos Egipto y Jordania.
Más allá de Oriente Medio y África, el país aspira a ser socio exportador de la Unión Europea, con la que, en 2022, en plena crisis energética, firmó un memorando de entendimiento (MoU).
“Puede ser una alternativa, a Rusia desde luego, pero también a países árabo-musulmanes, como Argelia, que pueden actuar o reaccionar de una cierta manera en solidaridad con el pueblo palestino”, apunta Mertens.
Eso sí, exportar a la Unión, advierte Víctor Ruiz Ezpeleta, “es un proceso largo y costoso”, pues las posibilidades pasan por el transporte marítimo de gas natural licuado (GNL).
Habrá que ver cómo evoluciona su joven yacimiento Karish, el cual se preveía que proveyera al Viejo Continente y a Egipto, y donde tampoco faltaron los contratiempos por su posición, en el área marítima que Israel y el Líbano se disputaron durante años.
El 26 de octubre de 2022, el grupo gasista Energean comunicó que había comenzado a extraer gas en vísperas de la ceremonia del acuerdo entre las partes sobre la frontera marítima común.
Energean, que cotiza en Londres y Tel Aviv, ha sido, precisamente, uno de los valores más castigados en estos primeros días de conflicto, con una caída del 13,4 % en el acumulado semanal.
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