Los objetivos sostenibles para 2030 podrían estar en peligro debido al declive de una energía renovable en el mundo. La posible pérdida de esta energía renovable en 2024 generó una preocupación máxima, pero lo que está pasando con la que te vamos a mencionar ahora es impactante. Las energías renovables ya han pasado de ser una opción para convertirse en una necesidad real ante el avance del cambio climático y el calentamiento global.
El uso de los combustibles fósiles ha cubierto determinadas necesidades energéticas, pero ha provocado serios problemas relacionados con la contaminación. Por este motivo, la humanidad requiere de nuevas alternativas más compasivas con el medio ambiente. Las renovables son energías inagotables que nos brinda directamente la naturaleza y con las que es posible mitigar los efectos del climático, al mismo tiempo que se protege el medio ambiente.
Su rasgo más distintivo, y por el que tiene tanta popularidad, es su no emisión de gases de efecto invernadero ni de otras emisiones contaminantes durante su producción. En general, es posible referirse a ellas como energías limpias, libres de emisiones de CO2, con las que, además, disminuyen los efectos del cambio climático. Diferentes naciones del mundo han fijado objetivos sostenibles de cara a 2030 con la energía renovable como eje central, pero una energía renovable lo está complicando todo.
Adiós a los objetivos 2030: esta energía renovable lo pone difícil
El despliegue de la energía eólica se ha frenado, mientras la energía solar crece prácticamente de forma imparable. Las turbinas eólicas generan más energía por planta que los paneles solares, pero el mundo parece preferir la fotovoltaica. En 2024, se instaló más del 34% de energía, un número contrapuesto al de la energía eólica con apenas un 5%. La energía solar conserva un crecimiento explosivo, pero la eólica se está quedando atrás.
Esto supone un problema porque, para cumplir con el objetivo de la COP28, que requiere de ambas energías: triplicar la capacidad global en renovables antes del año 2030. Según informa Bloomberg, las instalaciones fotovoltaicas se han incrementado un 34% a lo largo de este año, en comparación con el 5% de instalaciones de aerogeneradores. Dicho de otra manera, existe un 595 GW de capacidad solar en 2024 frente a los 445 GW en 2023 y 123 GW de capacidad eólica actual frente a los 117 GW de 2023.
China es el principal eje de aceleración de la energía eólica, pero fuera del país, las instalaciones de nuevas turbinas han llegado a derrumbarse. Más de 130 países llegaron al acuerdo de triplicar la capacidad global en energías renovables para finales de la década. Aunque la industria solar va camino a lograr el 90% del objetivo para 2030, la energía eólica solo llegaría a un 77% del compromiso fijado si sigue la línea de crecimiento actual.
Para cumplir con la hoja de ruta de la COP28, que visualizó un mundo neutro en carbono para 2050, es necesario hacer uso de las fuentes renovables. Si bien la energía solar crece más rápido, la energía eólica suele tener un factor de planta más alto, lo que se traduce en que genera más energía por unidad instalada.
Esta energía renovable complica los objetivos 2030
El crecimiento desigual encuentra explicación al ver el contraste entre ambos sectores. A diferencia de los grandes aerogeneradores, los paneles solares son piezas pequeñas, versátiles y pueden instalarse en varias ubicaciones. Además, la producción masiva en China ha bajado de manera determinante su coste.
Otro aspecto que tiene incidencia en la situación es la oposición pública. La energía solar suele encontrarse con una menor resistencia solar que la eólica. En algunas ocasiones, los parques de aerogeneradores son el motivo de protestas debido a su impacto en el paisaje, derivando en tensiones a la hora de conseguir permisos. Un espectro al que se añade el desafío logístico de movilizar una turbina eólica desde la fábrica hasta el lugar de su instalación.
El COP28 recoge que, para descarbonizar el sector eléctrico, serán necesarios todas las fuentes del tipo de energía renovable o libres de carbono. Para no quedarse en el tiempo, el sector eólico solicita menos fricción regulatoria y un mayor desarrollo tecnológico que facilite la instalación de aerogeneradores, cada vez más grandes y potentes.
Con esta situación sobre esta energía renovable, peligran los objetivos hacia el 2030. Un escenario que no aplaca las increíbles ventajas de la energía eólica.
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