México espera que el plan de estímulo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, beneficie de forma indirecta a la débil economía mexicana e impulse el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), aunque también se pronostican choques con la nueva Administración estadounidense por la política energética, medioambiental y laboral.
El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, celebró la intención de Biden de inyectar 1.9 billones de dólares al mercado interno, puesto que, a su juicio, «eso va a ayudar mucho en la reactivación de la economía interna» de México.
«Son 38 millones de mexicanos que viven, trabajan en Estados Unidos y, al haber esta derrama económica (…) eso va a ayudar bastante a la economía», opinó el jueves en conferencia de prensa, ya que las remesas que envían los migrantes representan la segunda fuente de divisas de México, después de las exportaciones automotrices.
Choques a raíz del T-MEC
Con el reingreso de Estados Unidos al Acuerdo Climático de París, Biden escenificó su apuesta por el combate a la crisis climática, pero «las energías limpias y renovables no están en el horizonte del presidente López Obrador», señaló José Ignacio Martínez, economista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Además, López Obrador, quien sacó el capítulo energético de las negociaciones del T-MEC, dejó claro el jueves su inamovible compromiso en la «defensa» de las compañías públicas Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE), que han sido privilegiadas frente al mercado privado, lo que ha molestado a los inversionistas extranjeros.
«El presidente López Obrador está beneficiando a las empresas paraestatales y deja fuera a las empresas estadounidenses. Esto derivará en un choque en los primeros días de febrero», auguró Martínez, quien dirige el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM.
Ahora que el Partido Demócrata ocupa la Casa Blanca, vigilará que se cumpla la condición que impuso para votar a favor del T-MEC: que México aplique una reforma laboral que democratice los sindicatos, depure los contratos colectivos y aumente los salarios a fin de evitar competencia desleal con Estados Unidos.
Un beneficio indirecto
México necesita un impulso, pues la pandemia de covid-19 no solo se ha llevado la vida de más de 146 mil mexicanos, sino también ha provocado una contracción del 9.6 por ciento del PIB en los primeros nueve meses de 2020 y la pérdida de 648 mil empleos formales este año.
«Son necesarias nuevas políticas en México porque el sector externo no es suficientemente fuerte para reactivar la economía», sostuvo el economista José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico; que es favorable a que el Gobierno de México también tome medidas de estímulo incrementando la inversión pública, a lo que se opone López Obrador para no aumentar la deuda del país.
A diferencia de la inestabilidad que caracterizó la relación con el Gobierno de Donald Trump, la Administración Biden ya nace con el T-MEC, vigente y visto como una sólida oportunidad para fortalecer las relaciones comerciales.
En ese sentido, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) celebró en un comunicado la investidura de Biden y la consideró una «oportunidad» para impulsar el tratado, robustecer el diálogo económico entre los dos países y fortalecer la diplomacia.
Sin embargo, analistas pronostican que el cumplimiento del T-MEC será precisamente un motivo de fricción a raíz de las diferencias entre López Obrador y Biden en materia medioambiental y energética.