Las compañías petroleras y gasistas dan la bienvenida a un mercado de seguros blando como uno de los muchos medios para reducir el gasto
La tendencia histórica de pérdidas revela una posible correlación entre las caídas significativas del precio del petróleo y una mayor siniestralidad del sector energético: las compañías energéticas deben tener cuidado a la hora de aplicar medidas de recortes, diseñadas para contrarrestar/compensar los efectos de los bajos precios del petróleo, para asegurarse de que la historia no se repita. Menos ingresos significa menos inversión
Durante los últimos 20 meses, el precio del petróleo ha caído aproximadamente un 70 por ciento. Históricamente, en el mercado Upstream, los periodos de caídas significativas en el precio han desembocado en:
• Abandono o cancelación de nuevos proyectos.
• Incremento de los despidos y congelación de las contrataciones.
• Recortes en el gasto en infraestructura y mantenimiento.
• Menos inversiones en salud, seguridad y formación del personal.
Decisiones de reducción de costes como éstas, parecen haber llevado a la industria, en el pasado, a incurrir en pérdidas mayores, según el estudio realizado por Marsh (ver Figura 1).
Recortes similares ocurrieron entre 1980 y 1986 cuando el precio del crudo Brent cayó de 35 a 15 dólares el barril, en los años 90 cuando el precio se desplomó de más de 100 a 32 dólares el barril. Normalmente, tras estas caídas, se habría dado un periodo de mayor frecuencia o de pérdidas mayores. Las empresas ya están cancelando proyectos y procediendo a reducir sus plantillas. El grupo de consultoría Wood Mackenzie estima que se han archivado [] proyectos por valor de 380 mil millones de dólares. Entretanto, una encuesta reciente en la publicación Chemical Engineer revela que la mayoría de los encuestados había visto despidos en sus empresas. [] Además, el 36 por ciento sufren recortes de presupuesto de formación y el 45 por ciento señalaban la congelación de las contrataciones. Si bien las cancelaciones de proyectos y los despidos son fáciles de cuantificar debido a la información a disposición del público, los recortes en mantenimiento, en medidas de salud y seguridad y en la formación de los empleados son mucho más difíciles de valorar. Esperándose a un periodo prolongado de precios bajos del petróleo, en cualquier caso, la cuestión ahora es cuándo empezarán las compañías de petróleo y de gas a gastar menos en mantenimiento, salud y seguridad. Basándonos en la experiencia pasada (ver la Figura 1), cuando ocurra esta reducción de gastos, si no ha ocurrido ya, podríamos no esperar demasiado para ver un incremento de la siniestralidad.
Bajos precios del petróleo: ¿la nueva norma?
Existen señales en el mercado que apuntan que los precios del petróleo y del gas permanecerán bajos durante un periodo prolongado de tiempo. Los analistas de Goldman Sachs han predicho que la recuperación se retrasará, con los precios permaneciendo bajos por más tiempo de lo que vimos en el pasado. [] Como resultado de este nuevo contexto, es probable que veamos:
• Nuevos proyectos cada vez más pequeños, baratos y realizados en un tiempo menor. Los proyectos de varios miles de millones de dólares probablemente disminuirán, siendo cada vez más corrientes los proyectos dentro del rango de coste de entre 50 millones de dólares y 100 millones de dólares.
• Proyectos de exploración y perforación en nuevas regiones tales como el Ártico serán en gran medida paralizados, ya que el coste de extracción frente al precio del petróleo lo hace comercialmente inviable.
• Las fusiones y adquisiciones probablemente aumentarán a medida que el número de activos energéticos, a precio atractivo, aumente. Aunque todavía no se ve el incremento de éstas, el gran volumen de operaciones realizadas durante los últimos periodos de precios bajos sugiere que podría anticiparse un incremento si el contexto de precios bajos continúa.
Todo esto ocurre en una época en la que el contexto de riesgo es alto debido a la desaceleración de las economías de alto crecimiento, a un mayor impulso a la producción de energía más limpia, a los avances tecnológicos que reducen el consumo y a la perspectiva de “petróleo fácil” de bajo coste en el mercado global.
Esta situación tiene el potencial de cambiar la faz de la industria petrolera y gasista en el transcurso de la próxima década, impulsada en parte por una menor apetencia de riesgo y tolerancia en el mercado.
El mercado de seguros permanece inmóvil
Cabría esperar que, a medida que la volatilidad se incrementa y que las tasas de seguros siguen cayendo, las compañías estén buscando transferir más riesgo. Sin embargo, hasta el momento las compañías no han aprovechado los bajos precios en un mercado de seguros favorable para presionar y obtener una mayor protección en tiempos de incertidumbre. Con el coste de la capacidad en mínimos históricos, obviamente existe una oportunidad de acceder a fuentes baratas de capital en los mercados de seguros, de reducir el gasto total de primas de seguros, de comprar seguros en áreas que anteriormente estaban descartadas por su coste y de renegociar las condiciones de cobertura.
Sin embargo, los compradores siguen suscribiendo, en gran medida, las pólizas “tradicionales”, en un intento de aprovecharse de los ahorros de coste posibles en el actual mercado blando, en lugar de ampliar la cobertura de la que disponen y/o aprovechar las nuevas e innovadoras opciones para cubrir sus riesgos. Sería ahora el momento de transferir el riesgo a terceros antes de que la volatilidad se incremente.
Conclusión
Debido al contexto de precios bajos, las compañías energéticas están archivando y cancelando nuevos proyectos y reduciendo plantilla. Puede que sólo sea cuestión de tiempo para que las compañías también reduzcan su gasto en mantenimiento, medidas de salud y seguridad y formación de los trabajadores. En tal caso, y en base a la experiencia pasada, dichos recortes darán lugar a un repunte de la siniestralidad. Si las predicciones económicas aciertan, podría pasar algún tiempo hasta ver una tregua en los precios bajos, debiendo las compañías petroleras y de gas enfrentarse a retos cada vez mayores en la próxima década. Además de su menguada capacidad para soportar la volatilidad, están surgiendo nuevos riesgos como consecuencia del desarrollo tecnológico y socioeconómico. En este difícil contexto, las compañías petroleras y gasistas dan la bienvenida a un mercado de seguros blando como uno de los muchos medios para reducir el gasto. Las organizaciones que tienen un enfoque más orientado al largo plazo, que reevalúan su apetito y tolerancia al riesgo y que utilizan al mercado de seguros de energía para transferir mayores cantidades de riesgo fuera de balance, probablemente estarán en una posición más fuerte a largo plazo. El siguiente reto es para el mercado comercial de seguros, el cual deberá responder a los cambios de la demanda de las compañías energéticas y ofrecer menores retenciones, mayores límites y /o coberturas más amplias, de manera que reconozca las continuas presiones sobre el coste a las que se enfrenta la industria energética.