La X Reunión Cumbre de los líderes de América del Norte celebrada en la ciudad de México se registró sin sorpresas.
De las conversaciones entre los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, de Estados Unidos, Joe Biden y de Canadá, Justin Trudeau, no se registraron señales en torno a los puntos álgidos en las relaciones trilaterales. Al menos, no se hicieron públicas.
No hubo pronunciamientos específicos en torno a la política energética de México que está siendo impugnada tanto por EU como por Canadá. Tampoco sobre la prohibición del gobierno mexicano a la importación de maíz transgénico.
Tales temas continúan siendo grandes interrogantes que generan incertidumbre para los inversionistas y las relaciones entre los tres países. En los próximos días se definirá si Estados Unidos opta por avanzar a la fase contenciosa en el marco del T-MEC por sus preocupaciones respecto a la política energética de México, que desde su punto de vista discrimina a los inversionistas de ese país.
La ausencia de estos temas, es un mal presagio. Podría implicar que la resolución de la controversia en materia de energía será en el panel que prevé el acuerdo comercial trilateral. Y si es así, México tiene pocas oportunidades de ganar.
Lo que se dio a conocer oficialmente, se restringió a lo que marcó la agenda oficial.
Las conversaciones versaron sobre la necesidad de controlar la migración; fortalecer las relaciones económicas de las tres naciones, aumentar la cooperación en cadenas de suministro y minerales críticos y el combate al narcotráfico, en particular al fentanilo.
Lo que sí se observó fue la insistencia tanto de EU como de Canadá por que México aumente sus acciones en materia de energía limpia. La titular de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, exhortó a que México aumente sus acciones en materia de energía limpia y logre la meta de llegar a 35% de energía limpia al 2024.
Conminó a que México se comprometa en materia de reducción de metano y carbono negro, así como vehículos eléctricos, impulso al hidrógeno y protección de la biodiversidad.
Por su parte, a pesar de que antes de su llegada a México, en entrevistas y ya aquí en el país, en su encuentro con empresarios mexicanos, el primer ministro canadiense Trudeau hizo declaraciones en el sentido de que plantearía al presidente de México sus preocupaciones en torno a la política energética, directamente no lo hizo. Al menos públicamente.
No obstante, sí se pronunció por el fortalecimiento del uso de energías limpias en México, Estados Unidos y Canadá con el propósito de cumplir con los compromisos de la lucha contra el cambio climático.
En el tema migratorio EU informó sobre el compromiso de México de crear un Centro Migratorio en el sureste, el presidente de México se refirió sólo a albergues, atención médica y medicamentos para los migrantes.
Por otra parte, México, Estados Unidos y Canadá acordaron la creación de un grupo de 12 especialistas que promoverán la planeación y la sustitución de importaciones en América del Norte.
El Gobierno de México estará representado por: Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda; Raquel Buenrostro, secretaria de Economía y Alfonso Romo, ex jefe de la Oficina de Presidencia.
Este es tal vez el mayor éxito para México. Aunque para que al final se genere una dinámica de mayores inversiones de EU y Canadá en México, tendrá que ser modificada la política energética de nuestro país.
La reunión trilateral dejó ver que hay una buena relación entre los mandatarios; que están en una política de buena vecindad. Sin embargo, todo parece indicar que los desacuerdos, irremediablemente se resolverán en los mecanismos de solución de controversias.
Atisbos
Paradójicamente el CEO de Bimbo, Daniel Servitje, recibió una cálida y entusiasta invitación por parte del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau para que aumente sus inversiones en ese país. Y es paradójico porque mientras en México se busca evitar la biotecnología agropecuaria y se critica intensamente a la comida “chatarra”, en Canadá le abren las puertas de par en par.