De llevar a cabo sus proyectos de inversión conforme a lo planeado, la petroquímica de Pemex podría recuperar parte de los niveles de producción registrados en años anteriores.
(Expansión) – En un artículo anterior detallaba que, al menos en lo que se refiere a la producción de amoniaco, el objetivo de Pemex es registrar mejores números en el 2024, según se menciona en su Plan de Negocios 2023-2027. En su comparecencia del pasado 9 de octubre ante las Comisiones de Energía e Infraestructura de la Cámara de Diputados, el director general de la petrolera, Octavio Romero Oropeza, hizo referencia a lo anterior y en general anticipaba un panorama alentador para la industria petroquímica. El plan es que, al terminar el 2023 y en el 2024, haya un incremento sustancial en la producción, especialmente en lo que se refiere a la cadena del metano y del etano.
Tratándose de Pemex y sus estimaciones a futuro, hay que tomarse los datos con mucha cautela. Pero en este caso, no hay que perder de vista lo que sucede en el sur de Veracruz – región donde está prácticamente la totalidad de la capacidad productiva de petroquímicos de Pemex – en cuanto a proyectos que pueden tener un impacto positivo en la industria, entre los que sobresalen la construcción del gasoducto Puerta al Sureste de TC Energy, la construcción de la terminal de importación de etano de Braskem-Idesa, la rehabilitación de la terminal refrigerada de etano y embarque Pajaritos, así como la rehabilitación de las plantas de urea en Pro-Agroindustria y las de amoniaco en el Complejo Cosoleacaque.
¿En qué consisten estos proyectos y cómo pueden influir en las perspectivas de la petroquímica? Antes de abordar esta pregunta, es necesario revisar algunas cifras sobre la producción en Pemex.
Los números de la petroquímica
Hasta ahora, la petroquímica es la parte de Pemex a la que menos atención se le ha puesto en este gobierno. Siguiendo la tendencia de años anteriores, la producción total de petroquímicos en ha descendido de manera constante desde el 2019, año en el que se registraron 3.14 millones de toneladas (mt), mientras que para el 2022 la petrolera reportaba 2.26 mt. Las cifras más actuales van de enero a agosto del 2023, periodo en que la producción sumó 1.52 mt, la cual es considerada la más baja para los mismos meses desde el 2019 cuando la producción fue de 2.17 mt.
Para revertir estos números, el gobierno se enfocaría en las cadenas del metano y del etano, es decir, en la producción de amoniaco y derivados del etileno (óxido de etileno y polietilenos), respectivamente.
En cuanto al amoniaco, la estrategia consiste en rehabilitar tres plantas de amoniaco, una de las cuales (la planta VII), quedaría lista en diciembre del 2023. Entre enero y agosto del 2023, Pemex ha producido un promedio de alrededor de 460 toneladas por día de amoniaco, lo que equivale a 112,000 toneladas, de acuerdo a la Base de Datos Institucional de la empresa. Lo interesante es que, en una de las diapositivas exhibidas por Octavio Romero, se calcula que con la planta VII en operaciones Pemex cierre el 2023 con una producción de 776 toneladas al día, lo que a tasa anualizada significa producir 283.2 mil toneladas. Para alcanzar dicha meta, entre septiembre y diciembre Pemex debería de estar produciendo 171.2 mil toneladas adicionales. Las otras dos plantas, la IV y V, entrarían en operación a mediados del 2024, lo que permitiría una producción diaria de hasta las 3,277 toneladas de amoniaco, o 1.19 mt en todo el 2024 – cifra 4.3 veces mayor a la del 2022.
Otra cadena petroquímica víctima de la subinversión y que posiblemente se trate de la más importante es la del etano, cuyo principal subproducto es el etileno y del cual se obtiene a la vez óxido de etileno y polietilenos (de alta y baja densidad). El objetivo es devolver a los complejos de Cangrejera y Morelos la capacidad de transformar mayores volúmenes de etano en derivados y que las empresas de la región cuenten con materia prima para sus procesos.
Este encadenamiento productivo – quizá el que a más plantas y empresas involucra en el sur de Veracruz – se ha visto seriamente afectado por la caída en la producción, la cual en el caso del óxido de etileno pasó de 188.7 mil toneladas en el 2019 a 77.4 mil toneladas en el 2022, mientras que la de polietilenos se contrajo de 289,000 toneladas a 48.2 mil toneladas a lo largo del mismo periodo. De acuerdo a los datos presentados por Octavio Romero Oropeza en la Cámara de Diputados, el plan de Pemex en 2024 es alcanzar las 191,000 y 362,000 toneladas, respectivamente.
Los proyectos que vienen
En el sur de Veracruz confluyen proyectos liderados por Pemex en torno a la petroquímica con aquellos impulsados por el sector privado. Uno de ellos es el gasoducto submarino Puerta al Sureste, el cual se origina en Tuxpan, Veracruz, y se conecta con la zona industrial de Coatzacoalcos. Este gasoducto de 715 kilómetros se pretende que esté listo a mediados del 2025 y que contribuya a resolver uno de los grandes problemas que ha azotado a la región desde hace varios años y que en gran parte explica los bajos niveles de la producción de petroquímicos en la zona: la falta de gas natural.
Otro proyecto impulsado por el sector privado es la terminal para importar etano de Braskem-Idesa. Contemplada para suministrar materia prima al complejo de polietilenos que la empresa tiene en el municipio de Nanchital, lo cierto es que con ello se abre la posibilidad de que en algún momento más empresas en la región se beneficien.
Pemex no se quiere quedar atrás y también quiere importar etano para sus complejos. Para ello, está rehabilitando infraestructura de almacenamiento (tres tanques) en la laguna de Pajaritos (Coatzacoalcos), y según lo que reporta el propio director general de Pemex, los trabajos van avanzados. Esto, hay que señalar, va de la mano de también rehabilitar las plantas de etileno y derivados en los complejos de Morelos y Cangrejera.
Además de invertir en sus plantas de amoniaco, de lo que ya hemos dado cuenta anteriormente, Pemex está rehabilitando sus plantas de fertilizantes en Pro-Agroindustria. Despues de muchos años sin operar, finalmente se pudo restablecer la producción de urea en el 2020 llegando a las 21,000 toneladas. Con una segunda planta en operación, se estima que para el 2024 la producción de urea ascienda a 475,000 toneladas – lo que requerirá mayores volúmenes de amoniaco por parte del complejo Cosoleacaque.
¿Pisando fuerte al final del sexenio?
De llevar a cabo sus proyectos de inversión conforme a lo planeado, la petroquímica de Pemex podría recuperar parte de los niveles de producción registrados en años anteriores. Es cierto, todavía es prematuro aseverar que los resultados se van a alcanzar, sin embargo, la serie de proyectos que se están llevando a cabo en la región son señal de que el sector poco a poco se está moviendo, y esto no es cosa menor dado que desde hace varios sexenios ha existido un marcado abandono de esta actividad. Hoy, al parecer, existe la voluntad política de que vengan mejores tiempos para la petroquímica de Pemex, pero eso no garantiza la continuidad de los proyectos. Conforme nos acerquemos a las elecciones del 2024, las prioridades podrían cambiar como ha ocurrido anteriormente. Ojalá que en esta ocasión no sea el caso.
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Nota del editor: Adrián Duhalt es Investigador del Centro de Política Energética Global (CGEP) en la Universidad de Columbia. Síguelo en LinkedIn. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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