Un estudio de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) asegura que por cada millón de toneladas de residuos se generan 9.34 m3 de biogás.
Dejar de usar un producto hecho de plástico, maderas o textiles no representa su final.
Su utilidad puede extenderse más allá gracias a la economía circular, que va de la mano de la reutilización y el reciclaje energético, y que redefinen el concepto de vida útil de un producto o recurso, al facilitar su recuperación.
Un ejemplo de ello son las llantas o neumáticos, los cuales terminan en basureros o rellenos sanitarios; sin embargo, se pueden aprovechar para fabricar productos, como sandalias, o utilizar en un coprocesamiento para producir energía limpia que sustituya a un combustible fósil, un procedimiento conocido como reciclaje energético.
Con ello se logra un ahorro económico y se ayuda a transformar los residuos en productos que se reintegran a una cadena de valor, lo cual es esencial para la circularidad, que tiene como principios diseñar sin desechos y sin contaminación, mantener productos y materiales en uso, además de regenerar los sistemas naturales.
Según el Instituto Nacional de Ecología y el Cambio Climático, en México existen algunos beneficios ligados a la economía circular, como el incremento de la eficiencia y productividad de las empresas, la reducción de riesgos, el incremento en la competitividad, la mejora de la imagen corporativa y la creación de nuevos empleos.
Las ventajas para la industria son considerables
Según la Cámara Nacional de las Industrias de la Celulosa y del Papel (Cámara del Papel), en 2018 se utilizaban 5.9 millones de toneladas de material reciclado, que representa el 88.4% del total, y cada tonelada ahorra en promedio 2.5 m3 en rellenos sanitarios.
En tanto, un informe de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero (CANACERO) asegura que el 41% de la producción de acero de nuestro país está basado en chatarra.
De acuerdo con el INEGI, en el país existen más de 2 mil 200 sitios de recolección o disposición final, de los cuales apenas 322 cuentan con geomembranas, unas láminas impermeables hechas a partir de resinas plásticas que ayudan a manejar los residuos generados sin dañar el medio ambiente. Su uso en los rellenos sanitarios constituye una alternativa confiable como sistema de protección ambiental.
En estos lugares también se produce biogás, una mezcla constituida principalmente por metano y dióxido de carbono derivado de la descomposición de los desechos, el cual puede ser extraído mediante bombas y producir energías limpias y renovables, como la electricidad.
Un estudio de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) asegura que por cada millón de toneladas de residuos se generan 9.34 m3 de biogás, lo que equivale a una generación de 6.3 millones de kilowatt/hora por año.
Así, los desechos terminan convirtiéndose en energía limpia para abastecer miles de hogares en el país, y se garantiza la circularidad y el ahorro de costos por el aprovechamiento del recurso.