El negocio de refinación ha arrastrado de manera constante a la compañía. Sus pérdidas han aumentado a medida que ha crecido la producción de refinados.
Aumentar la producción de gasolinas en las seis refinerías de la estatal Pemex ha tenido un costo. La compañía ha incrementado de manera considerable la producción de combustóleo –un residuo del proceso de refinación con altos niveles de azufre– y la filial que agrupa el negocio de refinación acumula pérdidas que, si bien se redujeron durante el año pasado, son constantes y merman el resultado neto de la petrolera.
“El boquete más grande de las finanzas de Pemex es, por mucho, el tema de refinación. Estamos muy lejos de cumplir las expectativas que nos plantearon en este sexenio. Claro, ha subido la producción, las refinerías están operando muy por debajo de su diseño, a un 50%, y están produciendo cada vez más combustóleo”, dice Francisco Barnés, exsubsecretario de Hidrocarburos durante el sexenio de Felipe Calderón.
La estatal sumó el año pasado una producción promedio de poco más de 252,000 barriles diarios, una baja marginal respecto al año pasado. Pero la producción de combustóleo fue mayor, de 260,000 barriles diarios. No es la primera vez que esto sucede, entre 1998 y 2002 la estatal también producía más combustóleo que otros derivados, pero esta tendencia había sido erradicada hace algunos años y apareció de nueva cuenta cuando la actual administración federal decidió apostar por la refinación para evitar las importaciones.
Fuera de la alta producción de combustóleo, Pemex produjo durante el año pasado la segunda mayor cantidad de petrolíferos desde 2026, cuando las cifras de refinación comenzaron a bajar de manera acelerada.
Barnés, quien actualmente es un académico, ha hecho cuentas sobre el funcionamiento de las refinerías de Pemex en los últimos años y dice que la compañía hoy produce 25% más combustóleo por barril procesado en comparación con hace una década. Esto se explica principalmente, dice, por el mal estado de los complejos y el crudo cada vez más pesado que es utilizado en las refinerías.
A la par, explica, se produce 12% menos gasolina que antes y 50% menos diésel, los dos refinados de mayor valor.
Las cifras de un análisis del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) plantean un escenario similar: alrededor de la tercera parte de la producción total de petrolíferos de Pemex es combustóleo y eso genera en gran parte las altas pérdidas de Pemex Transformación Industrial.
La filial cerró el año pasado con pérdidas por 74,021 millones de pesos, una baja relevante si se toma en cuenta que la compañía había rebasado durante los tres años anteriores –de 2020 a 2022– los 170,000 millones de pesos en pérdidas. El negocio de refinación nunca ha sido rentable y los resultados negativos han aumentado y se han mantenido con la política de crecer la producción de gasolinas.
El negocio de refinación es una de las principales razones por las que la calificadora Moody’s decidió rebajar la calificación de Pemex. Los analistas han asegurado durante todo el sexenio que la estatal debería de centrarse en el negocio de exploración y producción de petróleo y dejar de lado su idea de priorizar la producción de gasolinas para mejorar la situación financiera de la compañía.
Pese a ello, la administración de Pemex aseguró en su última conferencia con analistas que seguirán apoyando esta ala de negocio de la petrolera.
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