Pemex prometió a fines del año pasado que a mediados de enero del 2023 dejaría de quemar gas natural en un campo importante en el sureste de México, en el contexto de una creciente presión para mejorar su pobre historial ambiental.
La petrolera estatal Pemex prometió a fines del año pasado que a mediados de enero del 2023 dejaría de quemar gas natural en un campo importante en el sureste de México, en el contexto de una creciente presión para mejorar su pobre historial ambiental.
Sin embargo, datos satelitales analizados por científicos exclusivamente para Reuters, así como una visita de reporteros al sitio, muestran que la quema de gas del vasto campo Ixachi en el estado Veracruz no solo continuó, sino que aumentó.
En enero, ardieron aproximadamente 1,300 millones de pies cúbicos de gas de cuatro quemadores en las plantas de Papan y Perdiz destinadas a procesar el gas de Ixachi, según los datos satelitales, frente a los 1,000 millones de pies cúbicos de noviembre cuando se hizo la promesa.
Las imágenes de satélite mostraron que el mayor aumento en la quema se produjo en la planta de Papan.
“En enero hubo un pico de llamaradas en dos de los mayores focos», declaró a Reuters Mikhail Zhizhin, investigador del Grupo de Observación de la Tierra del Instituto Payne de Políticas Públicas de la Escuela de Minas de Colorado.
Zhizhin dijo que una evaluación preliminar de las últimas imágenes satelitales mostraba que las llamaradas aún estaban activas la semana pasada.
Pemex, la Secretaría de Energía (Sener) y la Presidencia no respondieron a solicitudes de comentarios. La Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), no quiso hacerlos.
Reuters reportó el año pasado un aumento de la quema de gas.
La promesa de dejar de quemar gas en Ixachi se produjo después de meses de presión por parte del regulador, ambientalistas y el socio comercial más importante de México, Estados Unidos.
Pemex ha prometido varias veces reducir las tasas de quema y eventualmente cumplir con los límites establecidos por el regulador, diciendo que su historial ambiental también estaba poniendo en riesgo el acceso al financiamiento.
Sin embargo, dos fuentes de Pemex y la Sener dijeron que no se habían tomado medidas significativas para detener la quema en Ixachi desde el compromiso del año pasado.
Las fuentes dijeron que la promesa del 18 de noviembre de procesar el gas en lugar de quemarlo no era realista porque la infraestructura en las plantas Papan y Perdiz estaba incompleta y carecían de capacidad suficiente para manejar la gran cantidad de gas.
Las inversiones en infraestructura, como las necesarias para procesar el gas en una forma adecuada para la distribución, toman mucho tiempo. El proceso involucra la construcción de unidades para eliminar contaminantes y descomponer el gas, así como infraestructura de almacenamiento y transporte.
Cuando Reuters visitó los sitios de las plantas en las afueras de la localidad de Tierra Blanca la semana pasada, un mes después de la fecha límite establecida por Pemex, cuatro quemadores gigantes ardían.
Uno en Papan, una llama amarilla sobre una torre alta y delgada, era visible a unos 10 kilómetros de distancia. Dos fuentes más en la planta de Papan, que está conectada a Perdiz, dijeron que ambas instalaciones están operando muy por debajo de la capacidad planificada, quemando la mayor parte del gas en lugar de procesarlo.
Las fuentes hablaron bajo condición de anonimato ya que no están autorizadas a hablar con la prensa.
Cinco habitantes locales que viven y trabajan cerca dijeron que las chimeneas estaban encendidas casi constantemente.
La quema no solo emite gases de efecto invernadero nocivos que contribuyen al cambio climático, sino que desperdicia un recurso valioso que podría ayudar a reducir las costosas importaciones desde Estados Unidos.
Todavía llama
El director general de Pemex, Octavio Romero, compartió un mensaje de video el 18 de noviembre prometiendo que la compañía comenzaría a procesar 300 millones de pies cúbicos de gas por día en Ixachi, en lugar de quemarlo.
El video compartido en Twitter mostraba a Romero y otros ejecutivos de Pemex y del contratista Nuvoil, que está desarrollando la planta de Papan, parados con cascos en la instalación y explicando cómo detendrían la quema para el 15 de enero.
Nuvoil no respondió a una solicitud de comentarios.
El presidente López Obrador ha apostado gran parte de su legado a revitalizar a Pemex. Aunque su producción es aproximadamente la mitad que hace 20 años, sigue siendo el mayor contribuyente a las arcas del Estado en un país donde millones viven en la pobreza.
En 2018, el presidente celebró a Ixachi como el hallazgo de energía más grande en décadas. Pero Pemex ha incumplido repetidamente los objetivos de producción de gas, atribuyéndolo a la falta de infraestructura. En noviembre, dos fuentes de la empresa dijeron a Reuters que la empresa prefería pagar multas que sacrificar la producción.
Las tres fuentes del regulador, todas familiarizadas con los planes de desarrollo clasificados Ixachi, dijeron que la infraestructura para capturar, procesar y transportar o almacenar el gas debería haber estado lista antes de 2020, según los planes.
Pero, en cambio, la empresa priorizó la producción de condensado, similar a un crudo muy liviano, enterrado en las vetas de las rocas junto con el gas. Pemex cuenta el condensado para su objetivo de producción de 2 millones de bpd, a diferencia del gas.
Eso resultó en una quema excesiva de gas, que sale a la superficie al mismo tiempo que el condensado, porque las plantas adyacentes carecen de la infraestructura necesaria y no hay posibilidad de almacenar el gas en su forma cruda.
Completar la infraestructura habría significado detener temporalmente la producción de condensado y eso habría alejado a Pemex aún más de la meta de producción del presidente, según fuentes de Pemex, Sener y el regulador.