Cuál será el verdadero motivo por el que Donald Trump apoya la propuesta energética del próximo presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que México debe reducir su dependencia del exterior
La visita a México de Rick Perry, secretario del Departamento de Energía de los Estados Unidos de América (EUA), ha sido poco difundida, pero, ante el triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y sobre su propuesta en materia de energía, Rick Perry dijo que apoyará los planes de AMLO para lograr la independencia energética —así la llamó— de México; aunque esto signifique reducir las compras a las refinerías de EUA. “Desarrollar los recursos energéticos propios y la prosperidad que conllevan, es un muy buen objetivo para el próximo gobierno1”. Perry añadió que el plan beneficiaría a la seguridad económica de México y que EUA está dispuesto a respaldarlo.
Resulta inevitable preguntarse acerca del alcance de lo dicho por Perry, sin además dejar de sorprenderse por la declaración. El mensaje enviado por el jefe del Ejecutivo de los EUA podría, sí, corresponder a su interés nacional de largo plazo para procurar un México más próspero. Pero también podría significar, a corto plazo, algo mayormente relacionado con el contexto político actual de los EUA, como son las elecciones de medio término en noviembre próximo y la amenaza de una acusación (impeachment) judicial; reflejo de la profunda crisis en la que está inmerso el mandatario estadounidense, acusado de traición a la patria por la clase dirigente (establishment) de su país.
Además, el jefe del ejecutivo de EUA se encuentra (generado por él mismo o para algunos como elemento distractor de la crisis interna) tomando decisiones en un escenario internacional convulso caracterizado por guerras comerciales y sanciones, así como por el objetivo de cambio de régimen (regime change).
Bajo el referido contexto, un conflicto con México quizá sería poco conveniente. Aparte de que Donald Trump ha mostrado respeto por líderes fuertes como Vladimir Putin, Kim Jong Un y el mismo López Obrador, a quien le ha dado distinciones que nunca le otorgó al presidente Enrique Peña Nieto. Sin duda, éste será un factor que marcará el tono de la relación, debido al poder que su apabullante triunfo le ha otorgado a AMLO.
Ahora bien, la poca resonancia en los medios mexicanos sobre la visita de Rick Perry, podría ser resultado de la incredulidad de los connacionales u obedecer a que no se alcanzan a entender las implicaciones de la postura de Washington, o bien, ser resultado de una decisión en la que lo mejor es quedarse callado antes de que Donald Trump cambie de opinión. En todo caso, lo que parece más importante es el giro en la postura del ejecutivo estadounidense, más que las razones sobre el bajo perfil de la noticia en México.
Alemania y Rusia
Considerando lo anterior, se sugiere la tesis de que, en la postura del presidente estadounidense, podría existir una similitud relacionada, por ejemplo, con la dependencia energética alemana del gas ruso y, en todo caso, lo mejor es ser congruente en las recomendaciones a México.
Para comprender lo dicho: el 11 de julio de este año, durante la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Donald Trump acusó a Alemania de ser un país “prisionero” de Rusia por su dependencia energética con la nación soviética y afirmó que Alemania se había convertido en un “vasallo” del gas ruso. La canciller alemana Ángela Merkel le respondió al presidente norteamericano que Berlín tomaría sus propias decisiones. En este caso, el mandatario estadunidense vinculó la cuestión energética al tema de la seguridad de la Alianza Atlántica.
En realidad, el trasfondo de las declaraciones de Donald Trump, tienen que ver con la construcción del gasoducto North Stream 2 que, a partir del 2020, duplicará los suministros de gas ruso a Alemania a través del mar Báltico. Proyecto con el cual EUA compite por el mercado europeo para colocar el gas de esquisto o shale gas en la modalidad de gas natural licuado (GNL).
Durante un encuentro entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin y la canciller alemana, fue claro que para Rusia es primordial la relación económica con Alemania y para ésta también es muy importante el gasoducto Nord Stream 2 por las cinco mil empresas alemanas involucradas en su construcción y negocio. En el caso de Rusia significa un importante flujo de exportaciones de gas, por el aumento de 22 por ciento en tan solo un año. De manera que Putin y Merkel coincidieron en que el proyecto debe completarse2.
La mayoría de los medios de EUA guardaron silencio sobre el referido encuentro entre Rusia y Alemania. Sin embargo, el periódico Wall Street, uno de los mejores representantes del poder corporativo mediático en EUA, dejó ver la oposición de EUA al gasoducto; lo que no sorprende porque se trata del proyecto geoestratégico de los EUA en la Unión Europea (UE) y la desafiante competencia por el mercado con el gas ruso. Sin embargo, lo que prevalecerá son los objetivos de la seguridad energética de Alemania y otros países de la UE, para privilegiar la diversificación de fuentes de suministro; por lo que ninguno de los proveedores de este combustible se verá desplazado.
Grupos de interés con posturas divergentes a la del ejecutivo en México
Retomando el tema inicial, algunos miembros de centros de pensamiento (think-tanks) en los EUA, tienen la idea de que el gobierno electo de México sólo tiene una postura pragmática en materia de energía y la forma en que operarán los cambios será bajando la velocidad del tránsito hacia un modelo orientado al mercado, pero que posteriormente se continuará como antes. Empero, la duda es saber de dónde se obtendrá el dinero para las refinerías, cuando los funcionarios del nuevo gobierno han declarado que se mantendrá el equilibrio fiscal y las narrativas neoliberales apelan a que la inversión extranjera directa sería la única opción posible. “Creatividad financiera” para resolver el dilema, es lo que seguramente se verá con AMLO.
La posición del jefe del ejecutivo mexicano es determinante en la definición de la agenda energética de México con EUA. No obstante, existen grupos de interés con posibilidades de cabildeo en el país del norte, e influencia en los centros de pensamiento en México, capaces de “descarrilar” la agenda oficial, si ésta no va con sus intereses, y los medios de comunicación han filtrado los gustos o disgustos de algunos de esos grupos; como las poderosas corporaciones petroleras, gaseras y de combustibles no convencionales —shale petróleo o gas de esquisto y lutita— de los EUA, organizadas en el Instituto Americano de Petróleo (API por sus siglas en inglés), mismo que cuenta con representantes y socios en México.
Otros grupos, conformados por expertos del Instituto de Recursos Mundiales (World Resources Institute), el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y la Iniciativa Climática de México (ICM), no comparten la opinión del gobierno electo y aducen que la decisión de construir refinerías “puede traer consecuencias negativas ya que sería muy costoso y aparte sería una infraestructura que se utilizaría pocos años, debido a que la tendencia internacional es hacia el consumo de energías renovables3…”
El gran negocio de las importaciones y la venta de gasolinas de EUA en México no quiere al Estado mexicano como competidor. Falso que la refinación no sea negocio. En EUA las refinerías están funcionando a niveles récord, al producir 18 millones de barriles diarios (mmbd) en respuesta a la fuerte demanda —nacional e internacional— de gasolina y combustible destilado. Esta actividad es una gran generadora de ganancias y su número de empresarios se acrecienta. Hasta ahora, la Secretaría de Energía (Sener) ha otorgado 870 permisos para la importación de petrolíferos, lo que ha llevado a una dependencia de 78.5 por ciento de gasolina procedente del exterior, del total de la que se consume en México. Por ello los participantes en el mercado han encontrado un gran negocio en las importaciones de combustibles4.
Pero la falacia es que se pueda vivir sólo de los recursos renovables, porque si bien es el propósito, no será en el corto plazo y como se ha señalado en números anteriores de Petroquimex, las estimaciones de las agencias internacionales de energía consideran que, para 2050 los fósiles aún estarán representando el 78 por ciento de la oferta total.
Los próximos autos serán híbridos, funcionarán tanto con electricidad como con gasolina, y si bien algunas firmas automotrices han hecho público su compromiso de producirlos para 2030, se tiene que trabajar en reducir los precios para hacerlos accesibles al consumo masivo. Por lo que, las afirmaciones de que se vivirá de los recursos renovables (sin los fósiles) tienen detrás a corporaciones europeas y estadounidenses.
Compañías a las que no conviene el fortalecimiento de Pemex
En este momento, el sector financiero tampoco parece muy complacido con el objetivo de fortalecer a la empresa Petróleos Mexicanos (Pemex), a la luz del artículo publicado en el diario Bloomberg: Mexico´s Struggling State Oil Company Awaits New President´s Risky Fix5 (La compañía petrolera estatal de México, aguarda la arriesgada solución del nuevo presidente); donde se da un panorama muy negativo sobre las medidas resultantes a favor de Pemex.
Atención especial merece la administradora de activos y líder en fondos negociables en la bolsa, BlackRock, debido a sus grandes intereses energéticos en México. De acuerdo con información del periodista Carlos Fazio6, esta corporación participa en la segunda fase del gasoducto Los Ramones II, en el canal de transporte de gasolina y diésel que va de Tuxpan, Veracruz; al centro del país.
En 2015 el fondo mexicano de BlackRock, adquirió infraestructura institucional y se metió en la Ronda I de licitaciones petroleras, dada su participación en la empresa Sierra Oil & Gas. En 2017 firmó un memorando de entendimiento con Pemex para invertir en el proyecto Golfo Centro y el transoceánico para el transporte de gas natural. Tiene, además el control directo e indirecto de cinco proyectos de infraestructura energética en territorio mexicano.
Otros corporativos menos conocidos, pero no por ello menos importantes, son los gasoductos que ingresan el gas natural (de esquisto) que Estados Unidos exporta a México (85 por ciento respecto del consumo total del gas): Kinder Morgan y TransCanada (El Encino-Topolobambo) visible a raíz de los desalojos de los grupos indígenas rarámuris de Chihuahua por la instalación del ducto en la Sierra Tarahumara.
TransCanada integra el transporte de hidrocarburos con las plantas eléctricas que abastece. Cuenta con una red de más de 91 mil kilómetros de ductos de gas natural en América del Norte y, desde hace más de dos años, ha estado bajo la mira internacional por su objetivo de construir el oleoducto Keystone XL sobre la reserva y sitio sagrado Standing Rock Sioux en Dakota del Norte; proyecto ya aprobado por la administración republicana.
Adicionalmente, estas empresas gaseras de EUA y Canadá tienen como objetivo, no sólo abastecer el consumo total de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), sino ampliar el mercado mexicano para el gas de EUA. Los gasoductos de internación son una infraestructura crítica que en los EUA reciben la atención del Departamento de Seguridad Nacional (DHS-Homeland Security).
Pemex desprotegido por y en su propia ‘casa’
Sin agotar los intereses económicos participantes en el sector energético mexicano; a través de 39 contratos de exploración y extracción de hidrocarburos —incluyendo el subcontrato o farmout del campo Trion— se reparte la mayor cantidad de la producción de petróleo a otras compañías petroleras, las cuales pueden disponer de la misma, sin la obligatoriedad de abastecer al mercado nacional.
Dichos contratos comparten una renta petrolera cuyo monto no es menor, de acuerdo con Víctor Rodríguez-Padilla, esta renta compartida oscila entre el 35 y el 60 por ciento para las compañías privadas; porcentaje que en caso de la producción alcanza hasta el 100 por ciento de los hidrocarburos extraídos y en el caso de las licencias, entre el 61 y 74 por ciento en los contratos de producción compartida, para las corporaciones privadas7.
Además, están las reservas petroleras entregadas a Pemex en la Ronda Cero y las otorgadas a través de contratos en las diversas rondas que han tenido lugar. En el caso de las asignaciones que debieron haber sido para Pemex: el gobierno le quitó el 78 por ciento de las áreas de interés petrolero; el 65 por ciento de los recursos prospectivos convencionales y el 91 por ciento de los no convencionales; así como el 78 por ciento de los recursos prospectivos en aguas profundas y el 32 por ciento en aguas someras. Igualmente, le retiró el ocho por ciento de las reservas probadas, más el 17 por ciento de las reservas probadas y probables (2P) y el 24 por ciento de las reservas probadas, probables y posibles (3P)8. Adicionalmente, el gobierno le arrebató a Pemex los campos en producción y no le ha querido compensar el justo valor de las inversiones realizadas por la petrolera en actividades de exploración.
En cuanto a la Ronda Uno, baste señalar que se otorgaron 38 contratos a 42 empresas que dan acceso a la mencionada renta petrolera y al petróleo mismo.
Por otro lado, los intereses extranjeros de igual forma están en la industria eléctrica y en las energías renovables; serán mayoritarios en la geotermia y controlarán actividades estratégicas y activos importantes.
De modo que, y aun cuando el presidente electo ha dicho que la reforma energética no se revertirá, los intereses extranjeros están estableciendo medidas para darle mayor seguridad a sus inversiones en México, a partir de las presiones para que el capítulo energético se incorpore en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) 2.0.
Organismos reguladores, como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), han hecho suyo el discurso de la izquierda sobre la necesidad de reducir las importaciones de gasolinas y de gas natural, a fin de garantizar la seguridad energética del país9 en una abierta actitud de mimetismo.
Por todo lo anterior ¿Podríamos confiar en que, con las declaraciones de Rick Perry, los EUA han decidido revertir el proyecto estadounidense de seguridad energética y su dominio de la energía (energy dominance), a partir de modificar la inserción subordinada de México al mismo y renunciar al suculento mercado mexicano para los productores de energía de los EUA?
Se puede entender el apoyo de Donald Trump a las iniciativas del presidente AMLO desde el punto de vista, congruencia de objetivos. Es decir un Objetivo de D.T es evitar que los mexicanos emigren a USA, El objetivo de AMLO es crear las fuentes de empleos en México para evitar la emigración de nuestros hermanos Mexicanos. Al mismo tiempo que se logra la independencia Energética de nuestro país, se reducen los altos precios de venta de las gasolinas y diesel, y se avanza en mejorar las condiciones de vida de todos los Mexicanos. Se reactiva la economía del país y se aprovechara el Talento y creatividad de los mexicanos para mejorar la productividad en México.
La independencia energética de México por principio no debería depender de lo que diga o no el presidente de estados Unidos. La independencia energética debe ser una política de estado del nuevo gobierno mexicano para aprovechar un recurso natural no renovable que debe ser transformado en México en las refinerías para generar fuentes de empleos, disminuir la dependencia de combustibles y generar desarrollo en México. Al mismo tiempo se debe de fortalecer la investigación por fuentes alternativas de energéticos que no nos deje vulnerable cuando el petróleo ya no sea una opción económica. Los últimos gobiernos del PRI-PAN-PRI han dado prioridad a exportar petróleo crudo a las refinerías del golfo de estados Unidos, de las cuales importamos la mayor cantidad de combustibles empleados en México.
La independencia energética de México pasa necesariamente por formar los cuadros humanos en cantidad y con las competencias necesarias para afrontar los retos presentes y futuros.
La realidad de independencia energética en México es necesaria, hoy no existe en todo el territorio mexicano capacidad de almacenamiento y distribución que garantice el suministro de energéticos por mas de 1.5 días, mientras que los estándares internacionales van de 10 a 15 días de autonomía energética, ante cualquier eventualidad. En este sentido, se requiere de inversión en infraestructura energética, la pregunta es ¿en refinación? Si la respuesta fuera afirmativa, dicho proceso de refinación genera hasta un 30% de combustóleo pesado (de acuerdo al petróleo que México extrae), mismo que en años anteriores era «vendido» a CFE para usarlo como combustible en sus termoeléctricas, sin embargo, hoy la mayoría de la infraestructura en las termoeléctricas de CFE ha sido reconfigurada a Gas Natural, entonces, aquí surge la primer tarea a resolver, ¿qué se haría con el combustóleo pesado, si el gobierno de AMLO le apuesta a la refinación?. Por otro lado, el Gas Natural, se sigue importando y «quemando» por falta de infraestructura para su extracción, tratamiento, almacenamiento, distribución y venta en nuestro País, situación muy conveniente EUA quien nos vende dicho combustible. A deferencia del petróleo crudo, que requiere del complejo y costoso proceso de refinación para extraerle los combustibles destilados (gas lp, gasolinas, diesel, etc), el Gas Natural, no requiere de procesos tan costos para ser usado como combustible y como materia prima para ser usado para la producción de amoniaco, por ejemplo, entonces, si observamos con sentido común ( que luego es el menos común, en la clase política de México), apostarle a la refinación que lleva más de 30 años abandonada, invertir dinero bueno al malo, porque a EUA le conviene, por eso apoyan esa idea de AMLO, porque mientras el gobierno de México busca recursos para seguir invirtiendo en refinación, EUA nos seguirá vendiendo Gas Natural, sin que México haga nada al respecto de su infraestructura necesaria para dicho combustible. Da la impresión que EUA sabe que AMLO está equivocado en sus decisiones de invertir en refinación y no en Gas Natural.